lunes, 19 de enero de 2015

El Divino Niño


En mi afán por conocer la cultura colombiana y aprovechar al máximo todo el tiempo que estoy aquí, llevo siempre conmigo una libretita en la que apunto , además de los gastos sin tiket que debo pasarle a mi empresa, palabras nuevas para aprender el idioma y planes que hacer.

La semana pasada, en una comida de culturetas de programas de televisión de esas que yo sonrío mientras hablan de los formatos televisivos gringos adoptados por latinoamerica que tanto daño están haciendo a la sociedad (interesante pero pedante total) , me contaron que aquí los bogotanos son súper devotos de una figurita que es “El divino niño”, me hablaron de unos documentales que había hecho una tele de aquí y de lo que suponía la adoración a una figura de menos de 40 centímetros de altura, inmediatamente lo apunté en mi libretita y lo subrayé como imprescindible.

Así que hoy domingo he convencido a mi amiga (100% colombiana) para ir hasta la Iglesia del Divino Niño.
La Iglesia, está en el barrio del 20 de Julio, un barrio humilde y obrero al sur de la ciudad, se tarda aproximadamente una hora y media en llegar si no hay tráfico, y para que os hagáis una idea de lo grande que es la ciudad, no consideran que el 20 de Julio sea del extrarradio, sino simplemente barrio del sur.




 En el 20 de Julio en todos los semáforos te venden cosas, cebollas, calendarios, chocolatinas… Y en las aceras hay vendedores ambulantes que te dan mango por 1.000 pesos (en el centro te lo ofrecen por 2000). Los niños llevan camisetas de James del Madrid y las mamás visten muy apretadas con tacones hasta cuando llevan calzado “deportivo”.

Los domingos, miles de personas van al barrio para pedirle al Divino Niño , y cuando digo miles, son riadas de personas que en familia van hasta allí a rezarle.

En la Iglesia normalmente las madres leen las “novelas del Divino Niño” (librito con oraciones) mientras toda la familia se abraza entre sí a su alrededor, ella lee con un marido agarrándole de la cintura, un hijo agarrado a una pierna y otro apoyado en su hombro mientras agarra la correa de su perrito, es muy tierno. Todos callados, escuchan y cuando toca sueltan un “roguemos al señor” que indica que realmente están concentrados en lo que lee la mamá. (el perro pasa).

Otra gente llega a la Iglesia cruzando la plaza que tiene enfrente de rodillas, esquivan los puestos de maíz para las palomas, los pobres que piden y ofrecen estampas del divino niño , y a las familias de clase media que toman algo esperando a que empiece la misa, también esquivan a las llamas que pasean señores vestidos de “paisas” en las que te puedes subir por 5.000 pesos y las parejas quinceañeras que esperan a entrar en el templo.

Lo bueno del Divino Niño es su historia, la resumo:
A principios de los años 30, llega un cura italiano con el Niño de Praga como imagen a venerar, el tío tiene mucho éxito, tanto que una congregación de monjitas autóctonas se adueña de la imagen y le dicen que no puede ir por libre…que aquí lo que diga la Iglesia Colombiana…así que el señor este (el Padre Juan de Rizzo) le encarga una figurita del niño Jesús ya que no puede utilizar la del niño de Praga porque se lo han robado las monjas. El escultor (pobre de un barrio muy humilde) encantado le hace un niño rechoncho “cachetudo”  y le pone una cruz detrás, el Padre Juan Rizzo se pilla un rebote horrible y le dice que le quite la cruz, que  el niño no puede estar crucificado ya que es un niño y los niños tienen toda la vida por delante, así que el resultado es un niño gordo, rubito y alegre con los brazos para arriba como mirando la que se le viene encima sobre una nube que pone “Yo reinaré”.
Cuando el Juan Rizzo saca a la calle la figura, es un boom, se une una época complicada a nivel de seguridad, con un país religioso y muy supersticioso, por lo que el Divino Niño se convierte en el “Santo” del pueblo. No representa nada impuesto, es pequeñito y para más inri el Rizzo decide colocarlo en un barrio obrero. Es por tanto, el niño del pueblo colombiano.

 Al Divino Niño no se le conocen milagros pero todos le piden.  Durante los duros 80-90 donde el narco asesinaba por todas partes, dicen que era muy frecuente que los matones fueran antes y después de sus asesinatos para que el divino niño les protegiera de la muerte (antes) y les perdonara (después del delito). Así que es fervor, imaginaros…

Pero no solo le pide la clase obrera…mi amiga , que es de estrato 4 , cuando su hermana estuvo muy malita de cáncer me ha contado que hicieron novena, que es ir 9 domingos seguidos a pedirle.  
Antes de entrar a la Iglesia, ha parado en un puesto y me ha regalado mi propia estampita .
Me ha contado que debía rezar la oración, pedir lo que quisiera y repetir 7 veces “Divino Niño Jesús Bendícenos”. Reconozco que me he liado porque no podía concentrarme con todo lo que estaba viendo, pero solo espero que se note por allí que os pedí energía positiva para el 2015.

El camino que une la estación de buses con la iglesia es un mercadillo como puede ser el de los miércoles de El Escorial, el de los sábados de las casas baratas de Ferrol o el de Granada de Nicaragua, pero a partir de las dos últimas cuadras eso se convierte en un verdadero muestrario de figuritas del Divino Niño, hay de todos los tamaños, y formatos, en llaveros, en pulsera, en bolsos, en cuadros, de plástico, de porcelana, sin corona, con corona… Alucinas, es un verdadero icono Pop. La gente lo lleva tatuado!!

Y si, con la poca personalidad que tengo y lo que me encantan las modas, me he comprado mi propio divino niño y lo he puesto encima de la nevera de mi hotel (si tuviera tele vieja lo hubiera puesto encima, pero el plasma no me lo permite)  y además he comprado una estampita para la abuelita Locha y otra para mi abuela Pacucha para que les cuide el Divino Niño.

¡He flipado!

Me voy a comer…otro día os cuento mis episodios culinarios que tienen tela…

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